martes, 9 de junio de 2015

Y los años pasan, como un caracol que va a 200km

Y los años pasan, como un caracol que va a 200kmph, uno cree que van lentos, por su naturaleza, por ser lo que no pueden evitar, pero en realidad, están rompiendo el límite de velocidad.

Me ha pegado por pasarme por aquí después de tanto tiempo, creo que debo reacomodar algunas cosas en este espacio. En inevitable que cambiemos de pareceres, evolucionamos, crecemos, ya no somos tan niñas, sólo somos materia en constante cambio, aunque no se note, aunque creas que todo está detenido, seguimos cambiando, para bien o para mal.

Me han pasado muchas cosas y a la vez no me ha pasado nada, me siento en un punto en el que creo que he avanzado y he retrocedido descomunalmente en un par de años, creo que eso ha producido un choque inevitable en mi que luego les contaré con más detalles. La peor época de mi vida, sí, así es. Ya he mejorado mucho, pero, la peor época de mi vida no se compara al sentimiento de sentirme fea ¿Qué importa sentirte fea cuando ya no sabes lo que sientes, cuando ya no sientes o cuando no te puedes identificar a ti misma como la persona que eres? Es un poco complicado, pero es lo que hay. Intentaré explicarlo mejor en el próximo post.

Ahorita mi vida se basa en mi casa (ya no vivo en Caracas), el gimnasio, pues, estoy tratando de retomar mis metas, no creo que nunca deje de hacerlo, la diferencia es que ahora sí voy al gimnasio con regularidad. Desde mi "sock" he recaído en la bulimia fuertemente, no es algo que me agobie, creo que vomitar me hace sentir viva y un poco más yo. No lo puedo evitar. Esta semana mi madre se fue de viaje y mi hermano es un cero a la izquierda, paso la mayoría del tiempo sola, y pues, evito comer y vomito y vomito.

La parte linda de la historia, la parte que me ha hecho sentir más viva que nunca en estos tres meses infernales, al fin tengo una perrita, la adopté apenas llegué porque lo necesitaba con extrema urgencia, ya tiene cuatro meses y se llama Maga. Me hizo mejorar un poco pero no demasiado. La semana pasada adopté a un par de gatitos huérfanos, su madre los abandonó en una casa en construcción que está frente a mi casa. Apenas tenían un par de días de nacido y además, creo, son prematuros. Hoy llevan siete días conmigo, me han dado muchísimo trabajo, debo alimentarlos cada tres horas y ayudarlos a que hagan popó y pipí, porque no pueden solos, soy su madre sustituta en todos los sentidos, o al menos en los que puedo. Me han dado mucho trabajo, pero también me han hecho sentir felicidad de nuevo, el preocuparme por ellos y atenderlos ha sido la mejor terapia que he tenido hasta ahora. Sé que no podré quedármelos, pero hasta que llegue el día en que les consiga un hogar, seguirán dándome paz y algo qué hacer. Hoy comenzaron a abrir sus ojitos, y me muero por ver el universo que se esconde en ellos.

Hasta pronto, hermosas. Ni siquiera sé si me leerán, pero ya el hecho de hacer esto, me ha ayudado un montón.


2 comentarios:

  1. todavía estamos quienes volvemos a estos espacios, y es muy lindo encontrar quien también regrese

    ResponderEliminar
  2. hace mucho que no escribes..yo tampoco estoy mucho por aqui, que tal todo?

    ResponderEliminar